El catalán, qué salía en la 11ª posición, ha sabido controlar el caos de las últimas vueltas, llevándose la primera victoria del año, la segunda en F2
Pepe Martí ha conseguido llevarse la carrera 200 con una victoria memorable en Baréin. El piloto de Campos Racing se ha impuesto en la carrera sprint tras protagonizar una sensacional remontada desde la undécima posición en la parrilla. Su actuación, especialmente brillante en la resalida tras el último coche de seguridad, le ha valido el primer triunfo del curso.
La carrera arrancó con Joshua Dürksen desde la pole position. El piloto paraguayo llegaba como líder del campeonato con diez puntos, cosechados tras su victoria en la única prueba disputada hasta ahora, en Australia. En cambio, Martí se veía obligado a salir desde la parte media de la parrilla, con la necesidad de avanzar posiciones rápidamente.
Y no tardó en hacerlo. Desde los primeros metros, el piloto catalán mostró sus intenciones en una salida caótica, marcada por el incidente de Victor Martins —que se fue largo— y el abandono de Sebastián Montoya, lo que provocó la intervención del coche de seguridad. Incluso antes de ese momento, Martí ya había escalado hasta la sexta plaza, con Alex Dunne como próximo objetivo.
En la resalida, el piloto de Campos Racing no perdió el tiempo. Atacó sin tregua a Dunne para mantenerse conectado al grupo de cabeza, formado por Dürksen, Dino Beganovic, Rafael Villagómez y Richard Verschoor. Su ritmo fue demoledor, y vuelta a vuelta fue superando rivales hasta hacerse con una victoria tan trabajada como contundente.
En la sexta vuelta, Pepe Martí escaló hasta la quinta posición tras superar a Alex Dunne con una maniobra al límite. El piloto catalán adelantó por fuera de los límites de la pista, aprovechando una defensa extremadamente agresiva del irlandés. La jugada no pasó desapercibida y pronto atrajo la atención de los comisarios, que comenzaron a evaluar si merecía una sanción.
Sin embargo, la batalla entre ambos no terminó ahí. Apenas unos metros después, Dunne —al volante de un monoplaza con los colores de McLaren— se cobró la revancha y recuperó la posición en la curva 7, en un intercambio cargado de tensión y precisión milimétrica.
Fue entonces cuando la carrera de Martí entró en una fase crítica. Con sus neumáticos ya exigidos y bajo presión constante, empezó a sufrir para mantener el ritmo. Desde atrás, Luke Browning emergía como una amenaza real desde la séptima plaza, lanzando su ataque en un momento que comprometía aún más la estrategia del piloto de Campos Racing. La gestión de neumáticos, clave en Baréin, se convertía ahora en su principal desafío.
Mientras en cabeza Joshua Dürksen y Dino Beganovic protagonizaban una especie de duelo silencioso, casi paralelo, el piloto de AIX Racing optó por levantar el pie y ceder la posición al de Hitech TGR. Pero lejos de tratarse de una pérdida de ritmo, la decisión respondía a una estrategia muy calculada. Un mensaje por radio lo dejó claro: Dürksen estaba gestionando neumáticos. Su intención no era pelear, sino observar. Analizaba el ritmo, la resistencia y, sobre todo, el comportamiento de la degradación en una carrera donde conservar era casi tan importante como atacar.
Las cámaras, entonces, volvieron a centrarse en Pepe Martí. El catalán mantenía su pulso particular con Alex Dunne, que acababa de superar a Rafael Villagómez y volvía a colocarse en el radar del piloto de Campos Racing. Pero justo en ese momento, el estadounidense Max Esterson se quedó detenido en pista, provocando una bandera amarilla que, poco después, desembocaría en el segundo coche de seguridad de la jornada, en la vuelta 16.
La neutralización cambió por completo el escenario estratégico. Era la ventana ideal para que los pilotos que habían apostado por el neumático duro pasaran al compuesto blando. Kush Maini fue el primero en aprovechar la oportunidad, seguido de Oliver Goethe, Gabriele Minì y varios más, en un auténtico festival de paradas entre los que rodaban fuera del Top 10.
La resalida, sin embargo, convirtió el trazado de Sakhir en un campo de batalla. Con la bandera verde ondeando de nuevo, Dürksen no esperó ni un segundo para lanzar un ataque directo y recuperar el liderato. Y Pepe Martí, fiel a su estilo incisivo, aprovechó el caos para ganar dos posiciones en apenas unos metros, situándose a la estela de Richard Verschoor. El neerlandés rodaba tercero, pero ya sentía el aliento del español, que se colocaba a solo medio segundo.
No todo fue limpio en esa resalida. La tensión se disparó cuando Dunne y Luke Browning se tocaron, en una maniobra que desató la polémica, no por la actuación de Martí, impecable hasta ese punto, sino por el creciente nivel de agresividad entre sus rivales directos.
La vuelta 22 quedará marcada como el momento en el que Pepe Martí desató toda su genialidad sobre el asfalto de Baréin. El piloto de Campos Racing encontró el hueco justo cuando la batalla por el liderato se convirtió en un embudo: Joshua Dürksen, Dino Beganovic y Richard Verschoor peleaban con uñas y dientes por la posición de honor. Fue entonces cuando el español, con sangre fría y precisión quirúrgica, esperó su momento y ejecutó un doble adelantamiento magistral. De cuarto a segundo en apenas unos segundos. Una maniobra tan audaz como memorable.
Con solo un rival por delante —el paraguayo Dürksen—, Martí ya olía la victoria. Y no estaba dispuesto a dejarla escapar. Lo intentó por el exterior, con determinación y confianza, y su ataque fue tan certero que terminó por arrebatarle el liderato al piloto de AIX Racing. A partir de ahí, no soltó el mando.
La solidez del catalán en las últimas vueltas fue la mejor muestra de su madurez al volante. Supo gestionar la presión, proteger los neumáticos y contener cualquier intento de contraataque. Su maniobra final no solo fue brillante por ejecución, sino también por el temple con el que eligió el momento perfecto.
No fue únicamente una gran remontada, ni una victoria estratégica. Fue una auténtica declaración de intenciones. Martí ha dejado claro que no ha venido a Baréin solo a sumar puntos: ha venido a luchar por todo. Y este domingo, en la carrera larga, tendrá una nueva oportunidad para demostrarlo.